sábado, 23 de mayo de 2009

Tertulia literaria de viernes por la noche. Los girasoles ciegos.


Primera sesión de la tertulia literaria, tod@s con tantas ganas, con tanto que contar, con tantas ganas de compartir.
"esto nos hacía falta" me dijo Pedro ¡y qué razón tiene!, compartiendo sensaciones, pareceres, libros leídos y otros con intención de leerlos.
De Los Girasoles Ciegos, que elegimos para nuestro inicio, os dejo algunos de los fragmentos que yo destacaría, ó de los mencionados por l@s compañer@s.
Leímos algunos poemas de Benedetti y las instrucciones para subir una escalera de Cortázar...
Aumentamos componentes y... salimos con la grata sensación de un nuevo camino.

<<¿son estos los soldados que veo láguidos y hastiados los que han ganado la guerra?
No, ellos quieren regresar a sus hogares adonde no llegarán como militares victoriosos sino como extraños de la vida, como ausentes de lo propio, y se convertirán, poco a poco, en carne de vencidos. Se amalgamarán con quienes han sido derrotados, de los que sólo se diferenciarán por el estigma de sus rencores contrapuestos. Terminarán temiendo, como el vencido, al vencedor real, que venció al ejército enemigo y al propio. Solo algunos muertos serán considerados protagonistas de la guerra.>>
Primera derrota: 1939 ó Si el corazón pensara dejaría de latir.
Destacado por Marga.

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He pensado mucho en ello pero no quiero darles la última satisfacción de la victoria. Que muera yo puede ser justo, porque sólo he sido un mal poeta que ha cantado la vida en las trincheras donde anidaba la muerte. Pero que muera el niño es sólo necesario. ¿Quién va a hablarle del color del pelo de su madre, de su sonrisa, de la gracilidad con la que sorteaba el aire a cada paso para evitar rozarlo? ¿quién le va a pedir perdón por haberle concebido? Y si sobrevivo, ¿qué le voy a contar de mí? Que Caviedes es un pueblo colgado de una montaña que olía a mar y a leña, que tuve un maestro que me recitaba de memoria a Góngora y a Machado, que tuve unos padres que no fueron capaces de retenerme junto a su establo, que no sé qué buscaba yo en Madrid en plena guerra..., ¿un rapsoda entre las balas? ¡Eso es, hijo mío! ¡Yo quería ser un rapsoda entre las balas!
¡Y ahora tu sepulturero!
(un trazo firme, profundo, subraya esta última frase, desgarrando incluso el papel cuadriculado del cuaderno de huel negro.)>>
Segunda derrota: 1940 ó Manuscrito encontrado en el olvido.

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Tercera derrota: 1941 ó el idioma de los muertos.

<<- Que alguien quiera matarme no por lo que he hecho, sino por lo que pienso... y, lo que es peor, si quiero pensar lo que pienso, tendré que desear que mueran otros por lo que piensan ellos. Yo no quiero que nuestros hijos tengan que matar o morir por lo que piensan.>>.
Cuarta derrota 1942 ó los girasoles ciegos.

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