miércoles, 21 de octubre de 2009

Sus efectos.

Cuando aparecen el frío y la lluvia en las calles no queda ni un alma, todo el mundo se esconde, se refugia, ponen sus enaguas... encienden sus braseros y las calles son sitios silenciosos recorridos por breves sonidos.
La lluvia potencia los olores, las flores aún abiertas desprenden sus fragancias deliciosas a grandes distancias, el aire huele y se pega a la piel como si de una película se tratase, fina pero punzante. Mis pies caminan rápido, mi mente va de un pensamiento a otro; camina por todos los recobecos y cierro los ojos ¡humm, cómo huele!la música suena suave al oído y deja su mensaje una vez más:
"Y respirar tan fuerte que se rompa el aire,
aunque esta vez si no respiro es por no ahogarme..."
he llegado a casa, aún faltan cosas que hacer, pero tú me esperas en el messenger, tú me llevas a un plan de fin de semana, tú a saber como estarás más allá, tú ¡qué incógnita! estoy cansada de incógnitas, llevo demasiadas, tú ¿qué haces despierto?, y tú... qué aburrimiento joder.
Me quedo en la calle, en el frío, en los 8 ó 10 grados menos, con mi fular, con mi forro abrochado con la cara fría... y las manos.

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